9 ene 2012

Marines Espaciales (Templarios Negros)


  
En el alejado planeta Jerulas, los Templarios Negros realizaron una de sus mayores cruzadas. Fue aquí donde apareció por primera vez el famoso Land Raider Cruzado que propició la victoria de los Marines Espaciales.

El Hermano Raselovich, uno de los más fervientes servidores del Emperador y de los mejores paladines, tuvo un gran reconocimiento por parte del Gran Mariscal durante aquella cruzada, que tras finalizar, fue nombrado Mariscal por su impecable trabajo en el planeta.

Ahora su compañía se encargaba de proteger dicho lugar de cualquier ataque enemigo.

- ¿Hermano Raselovich? – preguntó el capellán de su compañía, Julius McKlan
El Mariscal estaba sentado en la silla de mando del cuartel de los Marines Espaciales, con la mirada perdida, rememorando tiempos pasados. Las palabras del capellán lo sacaron de sus pensamientos:
- ¿Sí, Hermano Julius?
- Hemos recibido un mensaje del Gran Mariscal Helbrecht.
- Muy bien. – dijo Raselovich, que ya estaba activando el hológrafo para poder visualizar el mensaje. La figura del Gran Mariscal apareció delante de ellos, pero un tamaño más pequeño, alrededor de una altura de cuarenta centímetros. La imagen holográfica se veía un poco distorsionada, quizás por el largo viaje que habrá tenido que hacer la señal.
- Hermano Raselovich, desde la Fortaleza Holscht se ha recibido una señal de auxilio de Vindelix III. Dos compañías enteras se están preparando en estos momentos para partir. Al parecer, han sufrido un grave ataque alienígena. Una gran partida de Orkos ha aterrizado en el planeta, y no parecen ser los únicos, pues las últimas lecturas muestran presencia de Necrones. Necesitan toda la ayuda y la fuerza del Emperador. Por eso, te mando a ti para que los lideres y aplastes a los enemigos del Imperio. Cuento contigo, Hermano Raselovich.
Los dos Templarios se quedaron pensando durante unos segundos, hasta que el Capellán dijo:
- Bueno ¿Qué hacemos Hermano Raselovich?
- ¿Qué vamos hacer? Aceptar las órdenes del Gran Mariscal. Me hace tanta gracia como a ti tener que abandonar la defensa de este planeta que tanto nos costó conseguir, pero no tenemos otra opción. ¡Iremos allí y derrotaremos a los enemigos del Emperador, demostrando nuestra valía y nuestra fe para así limpiar nuestro nombre de aquellos que piensan que en un pasado fuimos herejes!
- Si mi señor, así se hará. Llamaré enseguida al Bibliotecario Vandar para que vaya preparando a las tropas.
- Perfecto, partiremos de aquí a dos horas.

En muy poco tiempo, la flota de la compañía de Raselovich despegaba de Jerulas y se dirigía hacia el sistema Vindelix. Por el camino, se cruzó con el resto de los Templarios Negros que salieron de la fortaleza Holscht, y todos juntos navegaron hasta el planeta Vindelix III. Antes de desplegar las tropas, el Mariscal Raselovich reunió a todos los hermanos de batalla y sólo les dijo estas palabras:
- ¡Sin piedad! ¡Sin remordimientos! ¡Sin miedo! ¡Por la Gloria del Emperador!
Los demás hermanos alzaron sus espadas de energía y sus martillos de batalla, lanzando un grito de guerra que seguro alguno de sus enemigos escucharían abajo, en el planeta Vindelix III.